domingo, 1 de mayo de 2016

CAPITALISMO VS NATURALEZA



En este libro, la activista anticapitalista canadiense Naomi Klein nos cuenta cómo al Capitalismo no le conviene que se hable mucho del cambio climático, por lo que los más ardientes defensores del Capitalismo son los más acérrimos negacionistas del cambio climático.
El libro, aunque muy centrado en la lucha de las Naciones Ancestrales canadienses y de los nativos estadounidenses, nos muestra abundante información en sus más de 500 páginas de la confabulación de las petrolíferas y otras grandes empresas (de aviación, etc.) para oponerse a cualquier medida que haga disminuir su cuenta de resultados.

Sin embargo, el Capitalismo no sólo es un enemigo del clima (monotema de muchos ecologistas de izquierdas, como la Klein), sino que es un enemigo de toda la Naturaleza, de la Tierra, de la Biosfera, de los ríos y mares, de la diversidad biológica, de pueblos y culturas.

Por eso, hace falta una ética de la Tierra, siguiendo las pautas del introductor de este término, el estadounidense Aldo Leopold, como la que tenían (y aun conservan celosamente) los indios, desde Canadá a Tierra del Fuego,




Pero no sólo los indios americanos, también los hindúes, budistas, jainistas, shintoistas, etc. ¿Y en Europa? La ética judeo-cristiana nos sirve de poco para sentirnos parte del entramado vital de nuestro planeta con su mandamiento "Domina la Tierra...". Ahora bien, el Catolicismo (donde se fundieron muchas tradiciones paganas con el cristianismo romano) o la Iglesia Ortodoxa tienen poco que ver con los protestantes. En las diversas sectas protestantes, especialmente en los calvinistas (y en algunas personalidades judías, como David Ricardo), hay que buscar el origen del Capitalismo, como nos mostró Max Weber en su obra clásica La ética protestante y el origen del capitalismo. No es de extrañar que el Capitalismo sea un invento anglo-estadounidense, con el eje City-Wall Street, y que la invasión que está sufriendo Iberoamérica por parte de las diversas sectas protestantes (cada una con el nombre más absurdo, como Iglesia triangular, Iglesia en Células, etc.) no es sino una invasión cultural y religiosa donde el espíritu del capitalismo se trata de imponer como punta de lanza, o como caballo de Troya, del neoliberalismo, destructor de las culturas de los pueblos, de los derechos de los trabajadores y de la vida en nuestro planeta.



No hay comentarios:

Publicar un comentario