lunes, 9 de marzo de 2015

HISTORIA DE LA BIOLOGÍA MOLECULAR: CONFIRMACIÓN DEL ADN COMO MOLÉCULA PORTADORA DE LA HERENCIA


En la confirmación de que el ADN era la molécula portadora de la herencia intervinieron el británico Frederick Griffith, los canadiense Oswald Avery y Colin MacLeod y los estadounidenses Maclyn McCarthy, Alfred Heschey (PN de Medicina y Fisiología por sus trabajos sobre replicación de virus, compartido con el sefardita italiano Salvador Luria y al alemán Max Delbrück) y Martha Chase.

En la ilustración de arriba está el famoso experimento por el que Griffith (1928) dedujo que había un factor transformante en las bacterias S (virulentas) que transformaba a las R, volviéndolas también virulentas. Ese principio transformante después fue aislado, demostrándose que era ADN.
Fueron Oswald, MacLeod y McCarthy (1944) los que al investigar las transformaciones bacterianas de Griffith, demostraron que sólo los esxtractos de los neumococos S que contenían ADN eran capaces de producir dicha transformación. De ahí dedujeron que era el ADN y no las proteínas la molécula portadora de la herencia (puesto que las proteínas forman parte de los cromosomas, hasta entonces muchos científicos pensaban que eran éstas las que portaban la información genética):


Utilizaron hebras de ADN purificado a partir de componentes celulares del neumococo de la cepa S para transformar alos neumococos de la cepa R. Foto obtenida de "DNA in water" by Bbkkk - self-made in the Naturkunste Museum in Berlin. Licensed under GFDL via Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:DNA_in_water.jpg#mediaviewer/File:DNA_in_water.jpg.
Su experimento fue la culminación de una serie de investigaciones llevadas a cabo en los años 30 y principios de los 40 en el Instituto Rockefeller de Investigación Médica o Universidad Rockefeller (universidad con mayor porcentaje de premios Nobel del mundo) destinadas a purificar y caracterizar el principio transformante de Griffith.
Herschey y Chase, del grupo de fagos de Cold Spring Harbor confirmaron en 1952 esas conclusiones mediante marcaje radiactivo de proteínas y ADN del bacteriófago T2:



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