domingo, 6 de julio de 2014

CAPÍTULO II: ESBOZO HISTÓRICO DEL PROGRESO EN GEOLOGÍA

1. Cosmogonías orientales: Lyell menciona el libro sagrado hindú: Las ordenanzas de Menu, que comprende el sistema indio de deberes religiosos y civiles, donde encontramos un capítulo preliminar sobre la Creación, cuya cosmogonía deriva de los antiguos himnos contenidos en los Vedas (5 milenios de antiguedad).
Se denomina Veda (literalmente ‘conocimiento’, en sánscrito) a los cuatro textos más antiguos de la literatura india, base de la desaparecidareligión védica (que fue previa a la religión hinduista).
La palabra sánscrita vedá proviene de un término indoeuropeo *weid, que significa ‘ver’. Está relacionado con el latín video ‘ver’ y el griego εἶδος /eidos/ o ϝεἶδος /feidos/ (‘aspecto’) y οἶδα /oida/ o (ϝ)οἶδα /foida/ (‘saber’).
Los textos védicos se desarrollaron dentro de lo que se denomina la cultura védica, basada en castas (varna o ‘color’) y ásramas (etapas de vida religiosa).
  
El desarrollo de la materia en existencias individuales y visibles se llama Creación y se asigna a un agente subordinado, o la facultad creativa del ser Supremo, incorporado en la persona de Brahma


En el primer capítulo de Las Ordenanzas, encontramos el siguiente pasaje relativo a las destrucciones y renovaciones del mundo: "El Ser, cuyos podere son incomprehensibles, habiéndome creado (Menù) y a este universo, otra vez llegó a ser absorbido en el espíritu supremo, cambiando el tiempo de la energía por el del reposo". El mayor interés para el geólogo es la inundación de las tierras por un océano universal, de cuyas aguas las deben sacar los tres primeros avatares de Vishnú, adoptando sucesivamente la forma de un pez, una tortuga y un jabalí.
También habla Lyell en este capítulo de la cosmogonía egipcia y nos dice "sabemos que los sacerdotes egipcios eran conscientes, no sólo que el suelo bajo las llanuras del Nilo, sino también las montañas que descienden al gran valle, contenían conchas marinas y Herodoto infería de estos hechos, que todo el bajo Egipto, e incluso las tierras altas por encima de Menfis, habían estado una vez cubiertas por el mar".
 AGMA Hérodote.jpg

Prosigue hablándonos de inundaciones en el Río Amarillo, en la antigua China, identificadas por algunos con el diluvio universal.
Humboldt relata el interesante hecho que tras la aniquilación de una gran parte de la ciudad de Cumaná (hoy capiatl del estado de Sucre, Venezuela) por un terremoto, vino un período de gran fertilidad, que fue celebrado mediante ritos por los indios. A este respecto comenta Lyell "la existencia de tales ritos entre las rudas naciones de Sudamérica muestra los efectos producidos por catástrofes locales en las mentes de una raza bárbara e inculta" (típico comentario racista anglosajón, por entonces muy común entre las elites intelectuales británicas).
La tradición de un diluvio entre los araucanos de Chile se puede explicar por la gran cantidad de tsunamis (earthquake-waves) que han asolado la costa chilena desde el primero registrado, en 1590. Igualmente ocurre con las tradiciones incas, pues desde los días de Pizarro también han sido frecuentes estos fenómenos.
Después nos habla del terremoto de Cutch (India) en 1819, que sumergió el Fuerte de Sindree, como origen de narrativas mitológicas sobre inundaciones globales.
Volviendo a la cosmogonía egipcia, importada por diferentes sectas griegas, destacan las ideas relativas a la sucesiva destrucción y renovación del mundo.. sabemos por Plutarco que este era el tema de uno de los himnos de Orfeo, de acuerdo con el cual los ciclos globales serían de 120.000 años, pero según Casandra tendrían una duración 3 veces mayor. Sabemos por el Timeo de Platón que los egipcios creían que el mundo estaba sujeto a conflagraciones (incendios globales) y diluvios ocasionales. Después de la eliminación de la maldad humana por los dioses, se producía una purificación y regeneración (un amanecer dorado o inicio de una nueva Edad dorada). Según los Estoicos, había dos tipos de catástrofes destinadas en ciertos intervalos a destruir el mundo: el cataclismo o destrucción por el agua y la ecpirosis o destrucción por el fuego. Tras cada calamidad, Astrea descendía a la Tierra para renovar la Edad de Oro.

Este aspecto de catástrofes por la ira divina continuó en época cristiana, como recuerda Lyell respecto al terremoto de Copiapó (chile) de 1822, en el que los religiosos pregonaron que era un signo de la fueria divina como consecuencia de la reciente independencia respecto a España. Así lo describe la wikipedia: Puesto que el gobierno de Bernardo O'Higgins estaba en descrédito se aprovechó el evento sísmico para pregonar que el terremoto era un castigo divino por su agnosticismo y el apoyo de la masonería a su gobierno. Justamente el edificio de gobierno se derrumbará con el gobernante a su interior debiendo este ser socorrido. Ciertas monjas predicaron el fin del mundo provocando pánico.2 Otro aspecto fue la visión de un meteorito la noche del 20 que obviamente ayudó a la histeria. Además que al igual que en cualquier catástrofe los saqueadores actuaron sin poder ser reprimidos ràpidamente por el gobierno. O´Higgins caerá ese mismo año del poder. Sin embargo, el número de terremotos con víctimas mortales desde el siglo XVI en Chile supera la docena: Lista de terremotos en Chile.
De igual modo, en el relato comunicado al sabio Solón (uno de los siete sabios de Grecia) por los sacerdotes egipcios, la Atántida acabó sumergida bajo las aguas tras percatarse Zeus (Júpiter dice Lyell) de la depravación de sus habitantes. 
 

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