viernes, 24 de julio de 2015

LA AYUDA MUTUA SEGÚN KROPOTKIN

 EL APOYO MUTUO,  un factor de evolución. Traducción alemana de 1904.

Es un libro esencial para profundizar en el mutualismo y en la cooperación, tanto animal como humana. Fue publicado en 1902 en Londres, donde el principe anarquista estaba exiliado. Sus capítulos fueron escritos entre 1890 y 1896, en gran medida como respuesta al Manifiesto (1888) de Thomas H. Huxley, el bulldog de Darwin y creador del darwinismo social, "La lucha por la existencia".

Kropotkin, que había estudiado la geografía y zoología de Siberia Oriental, aun admitiendo la importancia de la lucha por la vida como motor de la evolución, mantiene que la ayuda mutua, hoy diríamos la solidaridad, tiene tanta importancia, si no más, en la evolución, como la competencia.
Realmente, hoy sabemos gracias a los trabajos de Linn Margulis o los estudios sobre el altruismo biológico basados en la teoría de juegos, que la solidaridad dentro del grupo, dentro de una comunidad que comparte un "pool" genético, es algo adaptativo, que aumenta las probabilidades de supervivencia de las características genéticas más adaptativas.

Tanto el artículo de Huxley, tío de Aldous Huxley, autor de "Un mundo feliz", como los de Kropotkin, fueron publicados en la revista The nineteenth century.

Este libro de Kropotkin es la obra más representativa de su personalidad intelectual, donde se manifiestan tanto el científico como el anarquista, el biólogo, el antropólogo, el etnólogo, el sociólogo y el historiador.

Los dos primeros capítulos están dedicados a la cooperación animal (colaboración intraespecífica). En el primero enumera múltiples ejemplos, tomados de algunos invertebrados, como los escarabajos funerarios o los cangrejos de las Molucas (límulos), pero donde hace un muestrario exhaustivo de cooperación animal es en el mundo de las aves y de los mamíferos, con múltiples ejemplos tomados de sus viajes por el norte de Manchuria (cuenca del Amur, río que hace frontera entre Rusia y China), al oeste del Lago Baikal (la Transbaikalia) y de las lecturas del zoólogo inglés Bates (al que se debe la primera descripción del mimetismo, hoy llamado batesiano) "El Naturalista en el Río Amazonas". Sin embargo, le faltaba conocimiento sobre la vida de los grandes simios, cuyo estudio se llevó a cabo principalmente por tres mujeres en el siglo XX: la estadounidense Dian Fossey y los gorilas de montaña, la inglesa Jane Goodall y los chimpancés, la lituana Biruté Galdikas y los orangutanes. Por ejemplo, Kropotkin habla como excepcional de los hábitos solitarios de los gorilas, cuando realmente viven en grupos de hasta 30 individuos, fuertemente jerarquizados (a Kropotkin no le gustaban las jerarquías ni animales ni humanas). Por otro lado, Kropotkin se hubiera deleitado si hubiera conocido los hábitos fuertemente sociales de los bonobos.

En el segundo capítulo trata de razonar cómo la cooperación y no la competencia salvaje es la principal causa de la evolución animal. Para ello, él dice que Darwin ha sido malinterpretado por Huxley y hace numerosas referencias tanto al "Origen de las Especies", al "Origen del Hombre" de Darwin, como a "Darwinismo" de Alfred Russel Wallace.

El capítulo III trata de la cooperación en las tribus salvajes. Constituye un gran relato antroplógico, donde se distancia tanto del "buen salvaje" de Rousseau como del salvaje "uno contra todos" de Huxley. No pasa por alto un análisis del infanticidio, parricidio de ancianos, la venganza de sangre o de la antropofagia, resaltando cómo pueden tener un carácter adaptativo "por el bien de la tribu". Sin embargo, rechaza de plano los sacrificios rituales o religiosos, como los de los aztecas. Lástima que Kropotkin no llegase a conocer los estudios actuales sobre los hábitos sociales de los neandertales.

El IV trata de la cooperación en los pueblos bárbaros (tribus germánicas, celtas o eslavas), destacando que, a pesar de su carácter belicoso, empujados por la diáspora de las tribus mongólicas como consecuencia de la desecación de grandes lagos en el Asia Central, una vez asentados, la mayoría convivían comunalmente como pacíficos agricultores (aldea comunal). Aquí introduce algo, en consonancia con su ideología anarquista, discutible, que es el debilitamiento del sentido de comunidad a medida que se fortalecían las familias y se desarrollaban una casta religiosa y una militar.

Los capítulos V y VI nos describen las ciudades medievales y el carácter comunal de los gremios. Aquí habla de las guildas, palabra que viene del holandés, que designaba a una especie de gremios de comerciantes, como los de la Liga Hanseática, de las hermandades religiosas. entre estas las gremiales (un ejemplo sería la de los panaderos en Sevilla), raciales (de los gitanos o de los negritos), de estudiantes, marineros o simplemente cofradías de parroquia de barrio. Todas ellas tenían el carácter de hermandad, de cofradía de ayuda mutua, no simplemente de salir en procesión en semana santa como actualmente. Sin embargo, no estamos de acuerdo con las críticas que hace, como teórico anarquista, al Imperio, la Iglesia o el Estado (incluso el revolucionario como el republicano-napoleónico).
Por último, los capítulos VII y VIII tratan de la cooperación en los tiempos del autor. Aquí habla de que aunque ya el individualismo a finales del XIX tenía gran fuerza (si volviera hoy a la vida Kropotkin y viera el hiperindividualismo consumista-capitalista, se volvería rápido para la tumba), aun pervivían tierras comunales, destacando la importancia de la gestión comunal de prados y bosques en los cantones suizos, así como en Francia. Esta gestión eficiente choca frontalmente con la tragedia de los comunes de Garret Hradin (Science, 1968), de la cual hablaremos más detalladamente en otra entrada. Queremos destacar aquí, como tanto el anarquista Kropotkin como nuestro tradicionalista Vázquez Mella (intelectual carlista al que recientemente se le ha quitado el nombre de una plaza madrileña para sustituirlo por el del homosexual Zerolo) se sitúan en periferia ideológica, criticando ambos, desde diferentes puntos de vista (ateo-anarquista uno y católico-tradicionalista el otro) el exceso de Estado, de burocracia, de centralismo y de jacobinismo. Ambos apuestan por una vida comunitaria. He aquí el pensamiento del autor español, tomado del enlace anterior: La democracia de la Restauración es una democracia falsa, porque se sustenta sobre un reparto de poder caciquil entre los partidos. Frente a eso, nuestro autor propone un sistema de democracia representativa sobre la base de las instituciones naturales: asociaciones, gremios, municipios, familias, universidades… El liberalismo moderno ha sido un error, porque, lejos de liberar a las personas y a las instituciones del peso del Estado, las ha convertido en prolongación del propio Estado; es un Estado en cuyo interior todos los grupos pasan a pelear entre sí, en vez de trabajar para el bien común, y por eso ha surgido el problema obrero, el problema social. Como alternativa, nuestro autor defiende el papel de los poderes intermedios, que son emanación directa de la vida social. Al Estado le corresponde la soberanía política, pero ésta deriva de la soberanía social, es decir, de las entidades intermedias en las que realmente viven inmersos los individuos. Como estas sociedades intermedias son producto de la historia, su soberanía es la de la tradición...Una actualización de los planteamientos de Vázquez de Mella nos llevaría a una revisión a fondo de cosas como la democracia de partidos, en beneficio de una democracia más participativa, o del egoísmo social, en provecho de una vida comunitaria más integrada. 
VAZQUEZ DE MELLA

El filósofo y sociólogo Herbert Spencer es el otro padre del Darwinismo Social. Admitía que la cooperación podría tner gran importancia evolutiva en los animales. No así en los humanos. Esto es lo que trata de refutar Kropotkin. No es de extrañar que Spencer, típico representante del liberalismo clásico, asumiera tan entusiásticamente el darwinismo social pues encontraba en la supervivencia del más fuerte una justificación para el Capitalismo salvaje. El neoliberalismo y su consecuencia práctica, la globalización con todas sus lacras, es la última fase de la tradición de investigación (en el sentido del filólosofo de la ciencia Larry Laudan) darwinista, con la siguiente secuencia: hobbessiansmo, malthusianismo, darwinismo biológico, darwinismo social, liberalismo clásico y neoliberalismo.

Muy completo el artículo de la wikipedia en portugués.

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